¿Podrían imputar cargos a influenciadores?

Expertos consideran que las llamadas “bodeguitas” son herramientas que se utilizan con el fin de generar tendencias utilizadas no solamente en estrategias publicitarias, sino también en el ámbito políticas o el orden público.

 


Publicado en: Vanguardia

Responsabilidad penal por peculado o responsabilidad disciplinaria podrían enfrentar los funcionarios que participaron de las llamadas “bodeguitas” en Twitter, que fueron denunciadas la semana pasada. Así lo afirmaron expertos consultados a raíz de la polémica nacional.

 

La existencia de la “bodeguita” fue revelada en una investigación que realizó La Liga Contra el Silencio, que aseguró que existía un grupo dedicado a “gestar estrategias en redes sociales para divulgar contenidos en contra de medios, periodistas y opositores. Las campañas plantean interrogantes éticos y políticos”.

 

En la investigación citan a Claudia Bustamante, entonces cónsul en Orlando; Víctor Muñoz, cuando se desempeñaba como alto consejero presidencial; Víctor Muñoz, cuando era alto consejero presidencial; Juan Pablo Bieri, exgerente de RTVC; Stephanie Carrillo, jefe de prensa del senador Álvaro Uribe, y Hernán Darío Cadavid, asesor principal de la UTL de Uribe.

 

David Murillo, docente de Derecho de la Universidad Libre, considera que estos funcionarios podrían, eventualmente, estar involucrados en una investigación de tipo penal por peculado.

 

Estas personas podrían ser investigadas “por el uso indebido que puedan darle a equipos, redes, publicidad, espacio y tiempo para actividades distintas a las relacionadas con el servicio y con la función pública que realizan”.

 

Agrega el experto que “adicionalmente también podrían estar envueltos en una falta disciplinaria, por afectar la moralidad pública, en el sentido en que hacen que la función pública se deslegitime con su comportamiento no acorde con lo que se espera de quienes representan como autoridades al Estado…”.

 

De igual manera, Erick Rincón, profesor de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario, experto en derecho y tecnologías de la información considera que las denominadas “bodeguitas”, que propagan en la actualidad noticias falsas, pueden generar dos tipos de penalidades.

 

“Por un lado, está el tema que a través de las denominadas noticias falsas podrían existir riesgos o amenazas a la ciberseguridad, en la medida en que este tipo de noticias son utilizadas en ocasiones para infectar dispositivos o equipos con diferentes virus computacionales.

 

“Por otra parte, en el caso de las noticias falsas, la difusión puede suponer la comisión o realización de un delito cuando una persona menoscaba la fama o la reputación de otra. También puede configurarse el delito de la calumnia, cuando se ha imputado a otra persona o cuando se le ha señalado de haber cometido un delito con conocimiento de que es falso o temerario”.

 

Mario Morales, profesor de la Universidad Javeriana y Analista, piensa que fundamentalmente a lo que apuntan las “bodeguitas” es a generar corrientes de opinión que se denominan habitualmente “climas de fuerza”.

 

De acuerdo con el profesor Morales, el problema radica que hay una construcción manipulada y desinformada de esas tendencias con el fin de afectar tres cosas: la creencia; aprovecharse de los prejuicios y, recurrir a la mentira o la manipulación informativa.

 

Recuerda el profesor de la Javeriana que no siempre son perfiles falsos, que es un poco como se metamorfosea el fenómeno de la “bodeguita”.

 

Asegura que precisamente el éxito de este fenómeno no son los bots ni los perfiles falsos, sino que el éxito de una bodega (cuando quiere posicionar el hashtag de cierta naturaleza) está en que personas de carne y hueso que replican y apropian contenidos.

 

Además señala que el origen de estas “bodegas” es perverso, porque su idea no es generar propaganda política sobre diversos personajes sino manipular, mentir y aplastar teniendo en cuenta que las redes sociales están increíblemente inclinadas a creer todo lo que se dice.

 

De la misma opinión es Carlos Sáenz, profesional en Política y Relaciones Internacionales e Investigador del Observatorio de Redes Sociales de la Universidad Sergio Arboleda, al considerar que “desde el punto de vista ético se puede apreciar que las ‘bodegas’ son la manipulación de la información en pro de establecer ciertas tendencias y de posicionar en los medios de comunicación y en las redes sociales determinados elementos”.

 

Explica el profesional que con las “bodegas” se está haciendo uso de metodologías que de origen de los bots que emiten una serie de tuits cada cierto tiempo estableciendo ciertos hashtag o tendencias y lo que hacen es posicionarse para que muchas personas las vean y entiendan los pensamientos que ellos quieren que las personas entiendan.

 

Recuerda Sáenz que es importante tener en cuenta que en redes sociales, por ejemplo, en Twitter cuando se accede a un contenido es porque se hace de manera voluntario, ya que nadie obliga a nadie a seguir cuentas.

 

Tipos de “bodegas”

 

Carlos Sáenz, profesional en Política y Relaciones Internacionales e Investigador del Observatorio de Redes Sociales de la Universidad Sergio Arboleda, explica que existe una diferencia entre las tradicionales, que son las “bodegas” utilizadas a través de bots con mensajes establecidos que se vuelven tendencia en redes.

 

Las otra son las coyunturales, es decir, las que surgieron hace poco en Twitter como por ejemplo el caso de las denominadas “bodegas uribistas”. En ellas se observa que no parten desde bots y lo que hacen es que se centran en que personas con una misma ideología o que se sienten respaldados por un líder (en este caso el expresidente Uribe) y emiten contenido en busca de su defensa o permear su ideología a otras personas.

 

Según Sáenz, el surgimiento de las “bodegas” es simultáneo a la creación de las redes sociales y surgen como una respuesta de unificar todos los robots que sistematizan la información.
Agrega que para 2004 o 2005 ya se comienza a hablar de “bodegas”, pero en 2010 comienza la incursión en política y se convierte en una herramienta en las últimas elecciones presidenciales y las recientes regionales.

 

 

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